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La economía de los Estados Unidos no ha logrado crecer en los últimos 11 meses. Luego de haberse registrado caídas de la actividad económica durante dos trimestres consecutivos, podemos afirmar que los Estados Unidos entraron en recesión formal. Sin embargo, los funcionarios de la administración Biden persisten en negarlo sistemáticamente, de cara a las elecciones de medio término que serán el 8 de Noviembre de 2022.
La administración Biden gastó 3 billones de dólares en estímulos relacionados al covid-19, de los que 1,8 billones fueron a parar al Plan de Rescate de América, y 1,2 billones a la ley de infraestructura (también conocida como green new deal bill).
Cuando en los Estados Unidos se vierte tanto dinero en la economía, todo se paga con préstamos. La Reserva Federal acomodó ese préstamo imprimiendo dinero, cantidades industriales de dólares. La gran sorpresa hubiera sido que dicha emisión no hubiera causado inflación. La Reserva Federal más que duplicó su balance general de $ 4,2 billones en marzo de 2020 a $ 9 billones en la actualidad, ya que la oferta monetaria M1 (monedas y billetes en manos de la gente y reservas de los bancos) se quintuplicó de $ 4,3 billones a $ 21 billones de dólares.
Al respecto, 14 premios Nobel – incluido Paul Krugman – firmaron una carta publicada en el New York Times, afirmando que dicho gasto no causaría inflación. Realmente fracasaron en predecir lo que ocurriría al no reconocer que la inflación es un fenómeno monetario que ha conducido a los Estados Unidos a tener la peor inflación en 40 años.
Desde la crisis de 2008, los Estados Unidos se acostumbraron a dejar la solución en manos de la Reserva Federal. Jerome Powell va a querer subir aun más la tasa de interés para enfriar la economía. Su objetivo es claro: 2% de inflación y un mercado laboral fortalecido. Se estima que la tasa llegará a entre 3,25 y 3,50 por ciento a fin de año, cuando a comienzos de 2022 era casi cero.
Hace ya unos meses se estimaba una probabilidad del 52% de que los Estados Unidos entren en recesión, es decir que el crecimiento del país se detenga por completo. Moody’s Analytics auguraba: “Van a frenar la inflación o van a frenar la economía, y el escenario más probable es que van a frenar ambas cosas”. El problema de la Reserva Federal, es que ver los efectos completos del inusualmente rápido aumento de tasa de interés sobre la inflación, tomará entre 6 meses y un año, y se acercan rápidamente las elecciones de medio término.
En conclusión, los “estímulos fiscales” de la administración Biden no sólo no recuperaron la tendencia de crecimiento y generaron una alta inflación histórica, sino que hoy conducen al país hacia un peligroso escenario de estanflación.
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