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Cuando Ud. enciende la televisión, lee el periódico u observa alguna discusión en Internet, puede encontrar cierto pesimismo acerca del presente y el futuro de Brasil. Las voces más altisonantes normalmente hablan de caos y problemas. ¿Pero realmente deberían ser todos lamentos?. ¿Será que no tenemos nada que celebrar?. Al contrario de las percepciones de muchos comentaristas de turno, Brasil ha logrado importantes avances en la economía en los últimos años, hechos que deben celebrarse. Es el gran legado del Ministro de Economía, Paulo Guedes.

Hace menos de una semana, por ejemplo, el Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA) anunció que en julio de 2022, 100 millones de brasileños contaban con un puesto de trabajo. Es un récord: el mayor número de brasileños con un empleo en la serie histórica, que comenzó en 2012. El número de desocupados en Brasil ahora es de 9,7 millones, el 8,9% de la población, la tasa más baja desde julio de 2015. Y el empleo, en palabras de Ronald Reagan: “es el mejor programa social”.

Las inversiones directas en Brasil alcanzaron los 52,6 mil millones de dólares, tan solo en el primer semestre de este año, superando a todo el año 2021 (que totalizó 46,4 mil millones de dólares). Los datos son estadísticas oficiales del Banco Central de Brasil (BCB). En 2021, el comercio exterior de Brasil, considerando importaciones y exportaciones, batió récord en relación al PBI, sumando el 39% del Producto Bruto Interno. Este es el porcentaje más alto en la serie histórica del Banco Mundial, que comenzó en 1960. La balanza de comercio exterior del actual gobierno, considerando tanto las exportaciones como las importaciones, alcanzó un superávit de 1 billón de reales (191 mil millones de dólares). “El comercio exterior de Brasil alcanzó el 2% del total mundial en el primer trimestre de este año. Parece poco, pero es aproximadamente el doble de lo que ha estado en vigor desde la década de 1960. Y el aumento del comercio exterior, como proporción del PBI, normalmente precede a fuertes ciclos de desarrollo” explica Paulo Silva Pinto, editor senior de Poder360.

Este año, Brasil también volvió al top 10 de las economías mas grandes del mundo, pasando de la posición 13 en el cuarto trimestre de 2021, a la décima en marzo de 2022, según el ranking Austin Rating. Otra buena noticia de este año: según una proyección del IPEA, la pobreza extrema caerá un 22% en Brasil a finales de año, mientras que aumentará un 15% a nivel mundial. En otras palabras, esto significa que Brasil, proporcionalmente, tendrá una proporción mucho menor de personas en extrema pobreza que el resto del mundo.

El año 2022 también estuvo marcado por la formalización del proceso de adhesión de Brasil a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), ya que nuestro país recibió la carta de invitación de la administración de la OCDE el 25 de enero de 2022. El proceso, aprobado por los embajadores de los 37 países que componen la organización, no tiene fecha de finalización, pero debería tardar hasta 3 años en completarse a partir de ahora. En más de tres décadas, Brasil se ha adherido a 103 de los 251 instrumentos normativos de la OCDE, 37 de ellos en los últimos 3 años, durante el actual gobierno. “Brasil es el único país que integra el G20, los BRICS y está en proceso de ingreso a la OCDE”, declaró el Presidente Jair Bolsonaro en las redes sociales. Este será un gran paso adelante para el país en términos de gobernabilidad e institucionalidad.

Y hablando del G20, grupo que reúne a 19 países y a la Unión Europea, la inflación de Brasil está cayendo, y ya es la sexta más baja entre los países del grupo. Los datos son de una encuesta de Austin Rating, y revelan que el índice de inflación brasileño, acumulado de 4,4% de enero a agosto, está cerca del promedio de los países más ricos, y es inferior al de la Unión Europea (7,6%), el Reino Unido (7,1%), Alemania (7%) y los Estados Unidos (5,4%). “El alivio en la inflación brasileña se sintió a partir de julio, motivado por la reducción de la tasa del impuesto sobre la circulación de mercaderías y servicios de transporte (ICMS) cobrado sobre la gasolina y la electricidad en los estados, luego que el Gobierno Federal llevó a cero los impuestos PIS/Cofins sobre la gasolina y el etanol. Pero las medidas son válidas solo hasta finales de este año. Además, el país aún enfrenta la presión de los precios de los bienes y servicios industriales”, explica la sección de economía de R7.

Brasil también lideró la concreción del acuerdo del Mercosur con la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), un bloque formado por los países más ricos de Europa fuera de la Eurozona (Suiza, Noruega, Islandia y Liechtenstein), el 23 de agosto de 2019. EFTA es el noveno jugador más grande en el comercio mundial de bienes, y el quinto más grande en el comercio de servicios, y tiene un PBI de 1,1 billones de dólares y una población de 14,3 millones de personas. El Ministerio de Economía estima que el acuerdo Mercosur-EFTA representará un aumento del PBI brasileño de 5,2 mil millones de dólares en 15 años. Aunque algunos países europeos están retrasando el proceso, ya es un camino sin retorno, que brindará muchos frutos para nuestro país.

De 2019 a 2022, Brasil concretó 15 acuerdos comerciales internacionales, dice el administrador de empresas y director del Instituto Liberal, João Luiz Mauad. Siendo que entre 2003 y 2018, Brasil logró concretar tan sólo 17 acuerdos, “y todos de menor alcance que los de los últimos 3 años y medio”, dice Mauad. Además, Brasil fue reconocido por el Banco Mundial como el séptimo líder en materia de gobierno electrónico en una evaluación junto a 198 países realizada en septiembre de 2021. Una de las razones principales fue la página GOV.BR, que proveyó servicios digitales a 115 millones de brasileños, más de la mitad de la población en ese momento (hoy en día, el número ha aumentado a 130 millones de usuarios). Ningún otro país del continente estuvo por delante de Brasil, ni siquiera los Estados Unidos o Canadá. Otro motivo para celebrar: hoy, el tiempo promedio para abrir una empresa en Brasil es de menos de un día (23 horas), algo nunca antes visto en la historia del país: en enero de 2019, el tiempo promedio era de 5 días y 9 horas.

En materia fiscal, el Gobierno estima el primer superávit en 8 años con unos 13,5 mil millones de reales. Es una mejora de 72,9 mil millones de reales, frente a la evaluación del bimestre anterior, que indicaba un déficit primario de 59,3 mil millones de reales. El aumento de los ingresos federales también representa un aumento de las transferencias a los estados y municipios, en un valor de 464 mil millones de reales (equivalente al 4,8% del PBI). La proyección de crecimiento del PBI para 2022 pasó de 2,2% a 2,65%, según el Boletín Focus. Algunos economistas ya estiman que el crecimiento del PBI en 2022 debería superar el 3%. De confirmarse esto, Brasil pasaría a ser uno de los países que más creció en el mundo en 2022.

Estos son sólo algunos datos, entre muchos otros índices positivos sobre la economía brasileña. Nuestro país ha retomado el progreso económico, el orden de las cuentas públicas, el crecimiento de los mercados, y se ha intensificado la integración con los gigantes de la economía mundial. Sin duda, son datos que hay que celebrar. Pero este no es el mayor legado de Paulo Guedes. El mayor legado de Paulo Guedes, llevado adelante en silencio, fue cambiar el eje del desarrollo del país. Antes era un eje liderado por el estado, con todas las distorsiones y escándalos de corrupción que acompañan a dicho modelo, ahora es un modelo liderado por el sector privado. Y ese es el verdadero camino de la prosperidad.

Al renunciar a una economía con excesiva intervención estatal, donde el éxito de una empresa dependía más de las conexiones políticas que de la calidad de sus productos y servicios, Paulo Guedes transfirió el poder de la burocracia al ciudadano, de los políticos a los consumidores. Esto nunca se había logrado en 35 años de gobiernos de centroizquierda. El poder económico concentrado en el Estado mercantiliza los parlamentos, y corrompe la democracia representativa. El retorno de ese modelo, defendido por Luiz Inácio Lula da Silva, sería un gran revés para el país, ya que existe una correlación directa entre alta intervención estatal y altos niveles de corrupción. Sin mencionar la probable reversión de los recortes de impuestos estructurales, que han logrado restaurar el poder adquisitivo de las personas.

Las leyes del Registro Positivo, Libertad Económica, Organismos Reguladores, Telecomunicaciones, Saneamiento, Gobierno Electrónico, Quiebras, Internet de las Cosas, Firma Digital, Autonomía del Banco Central, Gas, Compras Públicas, Startups, Ambiente de Negocios, Propiedad Industrial, Ferrocarriles, Cabotaje, Modernización de Notarías, Garantías, Titularización, privatización de Eletrobras; entre otros, son ejemplos de este nuevo eje de desarrollo en el que el ciudadano es el principal protagonista, y el Estado su principal servidor.

Aunque muchos prefieren oponerse, o mirar sólo lo que aun falta por hacer, dejar al país en el camino correcto incluye reconocer los puntos positivos, sin eso, no es posible enfocarse en lo que necesita mejorar. El debate público necesita un análisis más honesto y menos alarmista. Cuando en una economía dirigista, el Estado es el principal protagonista, y el ciudadano es el servidor, el país va por el camino de la servidumbre. La historia lo ha demostrado innumerables veces. A la hora de votar, no podemos volver al camino de la servidumbre. ¡Brasil necesita más prosperidad!.

* Paulo Spencer Uebel fue Secretario Especial de Desburocratización, Gestión y Gobierno Digital del Ministerio de Economía (2019-2020), CEO de Webforce Venture Capital y Director de Finvest (2018). Anteriormente, fue Secretario Municipal de Gestión de la Ciudad de São Paulo (2017-2018), Director General de WeWork Brasil (2015-2016) y Director General Global de LIDE – Grupo de Líderes Empresariales (2013 a 2015). Actualmente es Socio Fundador y Vicepresidente de Cristalina Saneamento, Presidente del Directorio de Companhia de Desenvolvimento Economico de Minas Gerais (CODEMIG) y Vicepresidente del Patronato de la Fundación Renova.

El presente artículo fue publicado en Portugués en la Gazeta do Povo de Brasil. Traducción al español del TJIA con autorización del autor.

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