Luis Guillermo Vélez

Colombia: Del utilitarismo a la pasión por la libertad – por Luis Guillermo Vélez

Está probado que los países con mayor libertad económica son más prósperos, menos desiguales, en ellos la pobreza es prácticamente inexistente y sus habitantes gozan de mayor bienestar.

En el Índice de libertad económica de la Fundación Heritage, con un puntaje agregado de 65 sobre 100, Colombia ocupó, en 2022, el puesto 60 entre 177 países; perdiendo 3 puntos y 11 lugares con respecto a 2021. Venezuela y Cuba, referentes del gobierno de Petro, están en el penúltimo y antepenúltimo lugar, solo superadas por Corea del Norte.

Los peores indicadores de Colombia – Imperio de la ley (50,6) y Tamaño del gobierno (64,6)- seguramente empeorarán en 2023, como consecuencia de las políticas de impunidad del gobierno y el crecimiento de los impuestos y el gasto público.

Como consecuencia de la intervención en el manejo monetario y del restablecimiento del proteccionismo cepalino, como lo anuncia el Plan de Desarrollo, puede anticiparse el deterioro de indicadores en los que Colombia muestra mejor desempeño: Libertad monetaria (78,3) y Libertad comercial (76,4).

La impavidez de la mayor parte de la profesión frente a las propuestas liberticidas de Petro y, peor aún, el acompañamiento adocenado en su formulación y ejecución, y las criticas complacientes, van en total contravía de la razón de ser de la economía.

La economía es la hija dilecta de la filosofía liberal de la Ilustración. Es por ello que ayer, hoy y mañana la principal labor del economista será la misma que se propusiera Adam Smith: explicar el funcionamiento de la economía de libre mercado y señalar, como él lo hiciera, las consecuencias nefastas de la intervención del gobierno más allá de las funciones básicas de seguridad, justicia y garantía de provisión de ciertos bienes públicos.

La labor del economista liberal es fundamentalmente educativa. Hay que educar a los ciudadanos, a los empresarios y, por supuesto, a los políticos. La tarea es inmensa pues todo parece indicar que los principios del libre mercado no crecen de forma espontánea en la mente de la mayoría de las personas, sino que deben ser sembrados y cultivados con especial esmero.

En la actual coyuntura, esa labor de educación es, sobre todo, una labor de confrontación y denuncia sin descanso, no solo de las consecuencias nefastas de las acciones del gobierno, sino, sobre todo, de poner en evidencia su propósito de acabar con la libertad económica de forma duradera, como en Venezuela y Cuba.

La libertad es una e indivisible porque en todas sus formas reposa sobre el mismo principio: el dominio total y absoluto de todo individuo sobre su propia persona, su trabajo y sus propiedades. La libertad es el derecho de hacer ciertas cosas y de oponerse a la imposición de otras. La libertad es inherente a la condición humana y el papel del gobierno es preservarla y buscar su ampliación. La libertad es el objetivo político supremo y, más que utilitarista, la suya debe ser una defensa rotunda y apasionada.

* Dr. Luis Guillermo Vélez, es doctor de tercer ciclo en Ciencias Económicas de la Universidad de París X. Se desempeña como profesor en la Universidad EAFIT de Medellín, Colombia. Desarrolla actividades de consultoría para la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Públicos, Andesco, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial, Bancoldex, ASOCODIS, ACOLGEN y la Fundación Give to Colombia, entre otras organizaciones.

El presente artículo fue publicado en el periódico El Colombiano, de Colombia.

 

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