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La economía no está bien y nada asegura que se podrá mejorar con un simple cambio de nombres.
Los continuos ataques a Martín Guzmán, por parte de los voceros de la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner, como son los casos de Hebe de Bonafini y de La Cámpora, seguramente pueden interpretarse como tiros por elevación hacia el presidente Alberto Fernández. Pero, dejando de lado un momento el tema político, francamente no se entiende muy bien las críticas al ministro de Economía por parte del kirchnerismo ni qué harían en su lugar. Esto no quiere decir que se estén haciendo bien las cosas, pero lo que haría un funcionario de esa línea tal vez sería igual o peor.
En primer lugar, Martín Guzmán tiene el título de ministro de Economía, pero no ejerce como tal. Su área está dividida en varias parcelas:
1) Producción, a cargo de Matías Kulfas, como si la actividad productiva siguiese un compartimiento independiente del contexto macroeconómico;
2) Precios, lo intenta manejar Roberto Feletti pero viene fracasando en forma estruendosa y encima le echa la culpa a Guzmán por su incompetencia;
3) Energía y las tarifas la administra un secretario de Guzmán que no obedece a sus órdenes y,
4) Agricultura, es un ministerio independiente, al frente de Julián Domínguez.
Es decir, el tema económico está totalmente parcelado y el ministro se limita a ser una suerte de secretario de Finanzas que se dedicó más de dos años a renegociar la deuda pública sin buenos resultados, ya que no bajó el riesgo país -más allá del efecto por el cambio de carteras- al colocar bonos indexados en el mercado interno para pagar vencimientos y afrontar nuevos déficits de las finanzas públicas, y manejar parte de la caja de acuerdo a los ingresos y gastos, pese a que la situación general a su cargo es un caos porque no tiene un plan integral para superarlo, y para peor no cuenta con un fuerte respaldo político.
La segunda observación que cabe hacer es que ningún ministro de Economía puede llevar adelante un plan económico exitoso con las ideas disparatadas del kirchnerismo y menos con un gobierno dividido políticamente. De ahí que es un verdadero disparate pensar en que por ejemplo, Roberto Lavagna, o cualquier otro economista heterodoxo, y menos ortodoxo, pueda reemplazar exitosamente a Guzmán. No se trata de nombrar a una persona salvadora, sino de generar un contexto político, económico e institucional que hoy no existe.
Áreas y políticas cuestionadas
¿Qué es lo que haría tan diferente el kirchnerismo que no le gusta lo que hace Martín Guzmán? ¿Quieren que las tarifas de los servicios públicos no se ajusten? En el primer trimestre del año el Tesoro destinó $412.218 millones a subsidios económicos para mantener niveles artificialmente bajos y financiar pérdidas de empresas estatales, equivalen aproximadamente a dos IFE que acaba de reglamentar el Gobierno para tratar de disimular la caída de los ingresos reales de parte de la población, aunque nadie sabe cómo lo va a financiar. De ese total, $313.765 millones fueron a energía.
Desde que el kirchnerismo volvió al poder de la mano de Alberto Fernández, la inflación acumulada, de acuerdo al IPC y estimando 6% para abril, fue del 147%, lo cual da un promedio mensual del 3,3% acumulativo, sin tocar las tarifas de los servicios públicos y atrasando el tipo de cambio real. Esto contrasta con el 2,9% del gobierno anterior que ajustó las tarifas de los servicios públicos y mejoró la competitividad cambiaria de la economía. Hoy la Argentina está a un paso de llegar a los 3 dígitos de inflación anual y de caer en una parálisis de la actividad económica por falta de dólares para importar insumos.
El kirchnerismo puede no querer ajustar las tarifas de los servicios públicos pero los 3 puntos del PBI de gasto en subsidios económicos que destinó en 2021 y que este año pueden terminar siendo mayor por el aumento internacional del precio del gas y el petróleo, ya que de alguna forma hay que pagarlo.
¿Con emisión, con deuda que impulsa más el déficit fiscal por los intereses que acumula, con más impuestos que nadie puede pagar? Realmente deliran si no quieren tocar las tarifas de los servicios públicos. Obviamente que ese ajuste hay que hacerlo dentro de un plan económico consistente, con fuerte respaldo político y con un equipo económico que sea docente para explicarle a la población la situación real.
¿Quiere emitir más moneda de la que acumuló en poco más de dos años para financiar más populismo? Desde que llegó al gobierno el “Frente de Todos” la base monetaria creció 133%, levemente por debajo de la inflación por la caída en la demanda de moneda y también de la oferta de bienes y servicios. En 2020 la emisión de pesos fue el principal ingreso del Tesoro mientras que la oferta de bienes y servicios caía estrepitosamente por la cuarentena eterna e irracional, situación que derivó en una aceleración de la inflación ni bien se fue flexibilizando el aislamiento social y la población pudo huir de los pesos emitidos. En 2021 la emisión monetaria volvió a ser el principal ingreso de la Administración Central para poder financiar el “plan platita”, que intentó llevar adelante el Gobierno para tratar de revertir el adverso resultado electoral que prenunció las PASO.
En tanto, el indicador de actividad del Indec (EMAE) mostró en febrero 2022 un nivel inferior al registrado en marzo de 2018 -ajustado por estacionalidad-. De ahí que, si bien recuperó lo perdido en la pandemia, aún no volvió a los valores previos al inicio de la etapa recesiva, y acumula casi 12 años de estancamiento económico en términos por habitante.
En síntesis, el kirchnerismo cacarea demasiado con que no le gusta lo que hace el ministro Martín Guzmán, que por cierto debería renunciar dado que no tiene capacidad para poder llevar adelante un plan económico. Pero no hay economista que pueda reemplazarlo y tener éxito en este contexto político e institucional. Y cualquier remedio que puede aplicar el kirchnerismo sería empeorar lo horrible de la política económica. Salvo que ese sea su objetivo político para desestabilizar al Presidente.
* Roberto Cachanosky es Licenciado en Economía por la Universidad Católica Argentina. Profesor titular de teoría macroeconómica en el máster de Economía y Administración de Empresas del Centro de Estudios y Capacitación Empresarial y de economía aplicada en el máster de Economía y Administración del Instituto universitario. Es columnista del diario La Nación. En la actualidad se desempeña como consultor económico y edita un semanario económico en Internet llamado Economía para todos (EPT).
El presente artículo fue publicado en Infobae de Argentina.
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