Fritz Thomas

Opinión: SVB: Efectos predecibles – por Fritz Thomas

El viernes pasado fue intervenido Silicon Valley Bank (SVB), la caída bancaria más grande en EE. UU. desde la crisis financiera de 2008. Atendía clientela de empresas de tecnología y emprendimientos en arranque. Durante la pandemia, muchas empresas de tecnología digital vieron marcado crecimiento, que, junto con la fuerte inyección de dinero a la economía provocada por gasto público deficitario y expansión monetaria del banco central de EE. UU., impulsaron el ascenso de los activos de SVB, de US$60 mil millones a US$200 mil millones en apenas dos años.

Para “reactivar” la economía durante la pandemia, la Reserva Federal y el Gobierno inundaron el mercado de dinero nuevo, bajando la tasa de interés a casi cero; crédito barato para estimular la inversión y consumo. Gobiernos y bancos centrales alrededor del mundo hicieron eco. Típicamente, la baja artificial de las tasas de interés incentiva el endeudamiento y desalienta el ahorro; hace parecer que hay más recursos disponibles y capital de lo que en realidad existe.

Como es de esperar, la rápida creación de trillones de dólares provoca inflación de precios. Una de las principales herramientas de los bancos centrales para reducir la inflación es vender títulos públicos con rendimientos más atractivos, subiendo la tasa de interés para “recoger” dinero en circulación. El gasto público también tendría que disciplinarse, pero esto no ha sucedido. Así como la expansión monetaria y crediticia es causa que provoca efectos, como sobreinversión e inflación, la contracción monetaria y aumento de tasas de interés también tiene consecuencias. Inversiones y negocios que parecían atractivos al ser financiados con bajas tasas de interés dejan de ser rentables cuando sube el costo del crédito; la economía se “desacelera”.

El rápido crecimiento del banco SVB se alimentó con el aumento en depósitos de sus clientes, empresas de tecnología, en tiempos de bonanza y crédito barato. Este sector ha sido particularmente golpeado por la desaceleración económica y el encarecimiento del crédito y se ve obligado a echar mano de sus reservas, depósitos en SVB. El banco invirtió más de US$100 mil millones de sus activos en bonos del tesoro de EE. UU. y bonos hipotecarios, títulos valores seguros y líquidos, pero con bajas tasas de interés. Con clientes queriendo retirar sus depósitos, SVB se ve obligado a vender bonos que tiene en cartera para hacerse de liquidez. El problema es que los tiene que vender a descuento, porque han aumentado las tasas de interés; títulos “viejos” que rinden bajas tasas de interés, bajan de precio para igualar el rendimiento de “nuevos” títulos con tasa más alta. La venta de títulos a descuento provoca pérdidas de US$1.8 mil millones a SVB que su capital no puede cubrir.

El colapso de SVB se debe, en parte, a una inadecuada gestión de riesgo por parte de sus administradores, pero esta se ve potenciada por los cambios bruscos en la política monetaria y crediticia. De fondo, el problema es que la tasa de interés en los mercados financieros sería el precio del crédito determinado por la disponibilidad u oferta de fondos prestables —ahorros o recursos producidos no consumidos, y la demanda de recursos crediticios. Pero la tasa de interés se ha convertido en una política, una herramienta de bancos centrales, que creen que su manejo de agregados monetarios y crediticios les permite ser ingenieros del comportamiento de indicadores económicos, lo que Hayek llamaría una fatal arrogancia. La periódica expansión y contracción del dinero y tipos de interés es causa de efectos predecibles.

* Dr. Fritz Thomas, Ph.D., es Doctor en Economía por la Universidad Francisco Marroquín (UFM) de Guatemala y profesor de la misma casa de estudios.

El presente artículo fue publicado en Prensa Libre de Guatemala.

 

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