Fritz Thomas

Opinión: Elementos esenciales de la libertad – por Fritz Thomas

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Los humanos son seres altamente sociales, que viven entre familias, vecindarios, comunidades y naciones. Sin embargo, la dimensión última de la libertad gira sobre la persona individual, en el sentido ontológico, único actor irreductible con conciencia, existencia y vida. Una sociedad o país no puede ser libre si los individuos que forman parte de él no gozan de libertad. A pesar de esto, la libertad solo puede conceptualizarse en el contexto de individuos en relación con otras personas y grupos. No hay cabida para hablar de libertad en el mundo de una sola persona, hasta que aparece otra; la libertad es sobre relaciones.

La libertad puede entenderse como un ideal, que, como el amor y la felicidad, es imperfecta; requiere dar y tomar, reciprocidad, responsabilidad y esfuerzo. Si la libertad trata de relaciones y es atribuible a más de una persona, necesariamente tiene fronteras y límites, en ese sentido es imperfecta y cuestión de grado, que aun cuando es cardinalmente inmedible, puede ser ordinalmente percibida y comprendida. La libertad es costosa, dado que encierra renunciar a algún grado o clase de libertad para obtener otra. Pero la vida misma, la existencia y sobrevivencia acarrea costos.

El individuo goza de libertad cuando puede escoger libremente medios a su alcance para perseguir y obtener fines autodefinidos, dadas sus circunstancias y alternativas, respetando el derecho de otros a hacer lo mismo. Los elementos esenciales a la libertad se refieren a aquellas instituciones, es decir, las generalmente aceptadas y legítimas leyes, costumbres, creencias, hábitos y prácticas, necesarias para asegurar y preservarla.

Primero: idealmente, por regla, las relaciones entre personas son voluntarias, sin coerción, particularmente por parte del gobierno. El poder de actuar, ir y venir como quiera, incluyendo la libertad de relacionarse con otros a discreción y acceder voluntariamente a contrato, que es acuerdo mutuo. Segundo: derechos de propiedad privada, que aseguran el derecho exclusivo de escoger el uso de un recurso, a sus servicios y su intercambio bajo condiciones mutuamente aceptables. Tercero: libertad de expresión, de hablar, escribir, pensar, como se escoja, sin censura por parte del gobierno. El derecho de expresión abarca la libertad para creer y opinar, buscar, transmitir, impartir o recibir información, por decisión propia. Se extiende a la libertad de abstenerse de escuchar o ser receptor de la expresión de otros; se tiene la libertad de decir y mostrar, pero no la obligación de escuchar o ver. Los límites a la expresión se descubren y demarcan teniendo por guía el respeto a los derechos de los demás.

Un cuarto elemento exige ser explícito; la libertad de participación y organización cívica y política. Quinto: estado de Derecho, igualdad ante la ley y derecho a debido proceso. El sexto elemento es gobierno representativo con consentimiento de la ciudadanía; miembros adultos de la sociedad tienen voz y participan en el proceso mediante el cual gobiernos son seleccionados, monitoreados y reemplazados.

Finalmente, asegurar y preservar la libertad en una sociedad necesita del principio explícito de gobierno limitado como ideal. La democracia, incluso la republicana, es capaz de erosionar la libertad y propensa a hacerlo; la mayoría votará por renunciar a libertades para obtener beneficios a costa de minorías o por rechazo a las opciones del momento. Aquí la tensión es entre el argumento sobre si la libertad es fruto de la opinión momentánea de la mayoría o se fundamenta como derecho natural inviolable.

* Dr. Fritz Thomas, Ph.D., es Doctor en Economía por la Universidad Francisco Marroquín (UFM) de Guatemala y profesor de la misma casa de estudios.

El presente artículo fue publicado en Prensa Libre de Guatemala.

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