Santos Mercado

Después de la pandemia, reactivar la económica – por Santos Mercado*

No sabemos cuántos muertos habrá debido al coronavirus, en algunos países ya se cuentan por miles y no hay cementerios u hornos que se den a basto. Se abren fosas comunes y la gente se queda en casa, preocupada por su futuro. Muchas empresas e instituciones del gobierno se han paralizado. La producción se ha caído y tenemos miles o millones de desempleados por la quiebra de pequeñas, medianas y grandes empresas que no han resistido el golpe.

Cuando baje el riesgo, que no se sabe cuándo, habrá que reactivar la economía para evitar que la gente muera de hambre. ¿Cómo se hará esto?

Algunos plantean que el gobierno regale dinero a la gente para que demande mercancías y así las empresas vuelvan a ponerse en marcha. Esta es la propuesta keynesiana, requiere transformar papel periódico en billetes por medio del banco central. Es una mala solución pues al aumentar la cantidad de dinero se produce un efecto inflacionario, es decir, los precios suben, los salarios pierden poder de compra y los ahorros de la gente se pulverizan. Además, surgen cientos de conflictos, huelgas y paros sindicales tratando de recuperar el poder de compra de los sueldos. Es una medida que provoca otra crisis a futuro.

La segunda propuesta consiste en pedir dinero prestado a los organismos internacionales (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Banco internacional de Desarrollo, etc.). Pero muchos países también estarían pidiendo dinero prestado y no hay para todos. Además, aquellos países que han perdido la confianza, seguramente no conseguirían suficientes recursos. Adviértase que, si México consigue, digamos un billón de dólares, y dado que aquí no circulan dólares, los políticos lo consideran como una especie de respaldo para imprimir billetes por la cantidad correspondiente. Al arrojar ese dinero nacional nuevo, producirá los efectos negativos ya dichos en el párrafo anterior pero ahora con una deuda enorme en dólares y pago de intereses, hipotecando así a las generaciones futuras, lo que representa un abuso totalmente inmoral.

Pero queda el tercer camino. Consiste en:

1. Que se decrete IMPUESTO CERO para las ganancias de toda empresa en nuestro
país. Y eliminar el impuesto sobre nómina.

2. Que las personas físicas paguen un impuesto máximo de 20%. Se aplicaría a todo
trabajador, comerciante y empresario formal.

3. Que el Impuesto al Valor Agregado a productos finales sea del 8% máximo.

4. Que todas las escuelas y universidades del gobierno se vendan a los profesores que
laboran en cada institución. Pagarían con sus liquidaciones como trabajadores del
Estado.

5. Que los bancos abran sistemas de crédito para todo joven que quiera estudiar en
instituciones nacionales o en el extranjero.

6. Que todas las clínicas, hospitales y centros de salud (IMSS, ISSSTE, ISSEMyN) se
vendan a los médicos que laboran en cada centro de trabajo.

7. Que se derogue la Ley Federal del Trabajo y con ello la Ley de Salarios Mínimos.

8. Que se establezca el trabajo por horas. Cada trabajador acuerda con su patrón si
quiere laborar dos o 20 horas al día, el gobierno no se entromete.

9. Que se establezca la libertad de contratación, despido, se anulen las
indemnizaciones y la obligación de pagar utilidades. Cualquier prestación se
acuerde entre trabajador y patrón sin injerencia del sindicato o del gobierno.

10. Que toda empresa estatal se ponga en subasta con cierta preferencia para que la
compren los trabajadores que en ella laboran. (CONAGUA, CFE, SEPOMEX, Etc.)

11. Que la administración del dinero pase a una institución privada que tenga por ley
mantener una masa monetaria fija y no se convierta en fuente de crédito para el
gobierno. O, alternativamente, dolarizar nuestra economía.

12.  Se limitan las funciones del gobierno a cuidar el orden, es decir, evitar violencia,
asesinatos, robos y en su caso, promover la justicia, el castigo del delincuente y la
reparación del daño a la víctima.

Con estas propuestas, transformadas en políticas, se estaría permitiendo una amplia
participación de la sociedad para que cure las heridas dejadas por la pandemia y construya una economía sólida. El gobierno se limitaría a las funciones esenciales que debe tener, por lo que no tendría la preocupación de obtener recursos más allá de los debidos, les bastarían los impuestos a las personas físicas(ISR), el IVA a los productos finales y quizás el impuesto predial. No tendría necesidad de tener tanta burocracia y la que tenga, podría tener sueldos decentes.

Estoy seguro que pueden surgir mejores propuestas, bien fundamentadas y confiables. Tenemos tiempo para pensarlas mientras dura la cuarentena.

* Dr. Santos Mercado Reyes Ph.D., es profesor de economía e investigador full-time de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) de México.

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