Santos Mercado

Covid-19 obliga a transformar la educación pública – por Santos Mercado *

La pandemia del Coronavirus vino a mover y remover a nuestras instituciones y a toda la economía.

Al gobierno, siguiendo los mandatos de la Organización Mundial de la Salud (comandada por el comunista Thedros Adhanom) se le hizo fácil recomendar que todos se encerraran en sus casas, que las empresas le siguieran pagando a los trabajadores, sin producir nada y la economía se vino abajo.

El gobierno ordenó que las escuelas y universidades cerraran sus puertas y se instruyó para que los profesores siguieran dando sus cursos usando los medios digitales. Mediante diversas plataformas, muchos profesores compraron pizarrón y borrador y desde sus casas daban clases como si estuvieran en el aula. Otros simplemente indicaban las lecturas que debían hacer y al final, buena calificación para todos.

Lo cierto es que este fenómeno nos ha puesto a prueba a las instituciones y a los profesores y trabajadores. Miles de trabajadores no docentes se quedaron en casa recibiendo salario completo y prestaciones. Los edificios parecen abandonados y tristes.

Sin embargo, esta pandemia nos está dejando sorprendentes revelaciones.

Primera revelación: Los alumnos se adaptan rápidamente a las clases en línea. Desde primaria hasta posgrados los estudiantes se han disciplinado y cumplen con sus tareas y actividades requeridas.

Segunda revelación: Los profesores han mostrado resistencia, pero al final, también se adaptan y dan sus cursos como si estuvieran en clase.

Tercera revelación: Ya no son necesarios tantos trabajadores de apoyo: jardineros, barrenderos, mensajeros, choferes, etc. La mitad de la plantilla o más, sale sobrando.

Cuarta revelación: Todos los edificios, bibliotecas, gimnasios, campos de futbol, y todo su mantenimiento ya no es necesario.

Quinta revelación: Los sindicatos, las huelgas, los paros, las marchas, etc. pueden ya ser innecesarios.

Sexta revelación: El aparato burocrático constituido por jefes, directores, rectores y todo su personal de apoyo ya no son necesarios.

Séptima revelación: No es necesario dotar a los alumnos de computadores y líneas de internet oficiales, los alumnos se las arreglan para adquirirlas.

Octava revelación: Ya no son necesarios 20 profesores de matemáticas, química u otra materia. Un solo profesor puede dar clases a mil o 20 mil alumnos.

Novena revelación: A nivel país, ya no se necesitan 30 mil escuelas primarias, 20 mil secundarias, diez mil preparatorias, y dos mil universidades públicas. Basta un programa para cada nivel y concentrándose en construir el mejor para cada grado.

Décima revelación: Usando las mejores tecnologías digitales, el gasto educativo nacional, que es enorme, se puede reducir a menos del uno por ciento y con mejores resultados, cobertura y calidad.

Undécima revelación: La educación del gobierno puede estar completamente abierta, aceptar a todos los que quieran formarse y hacerlo gratuitamente. Así cumple el mandato de la Constitución Mexicana.

Duodécima revelación: Los alumnos se están habilitando para aprovechar los cursos de universidades extranjeras de gran renombre. El gran problema es que son en inglés y nuestro sistema educativo nunca tuvo una real preocupación por darle una segunda lengua a los estudiantes, siendo que desde el preescolar se pudo haber hecho.

En síntesis, toda la educación que imparte el Estado puede y debe ser exclusivamente en línea.

El presupuesto que hoy tiene la educación pública puede servir para liquidar al personal sobrante y darles toda libertad de poner sus propios negocios y contribuir así a la activación de la economía.

La ventaja es que el gasto educativo se puede reducir significativamente y se reducirá la presión por cobrar nuevos impuestos. Toda la población saldrá beneficiada.

¿Y la educación privada?

A toda escuela o universidad privada se le debe dejar en libertad absoluta de planear sus actividades como mejor considere, sin injerencia del Estado. Podrán impartir clases presenciales, sistemas híbridos o usar las plataformas digitales para impartir sus propios programas o aprovechar partes del gobierno. No merecen preocupación pues tendrán que esforzarse por innovar, inventar o dar algo mejor que lo que ofrece el Estado a fin de tener clientes. Abrirán escuelas y universidades formales y centros de danza, música, natación, excursionismo, atletismo, etc. La competencia será muy dura y saludable para todos.

* Dr. Santos Mercado Reyes Ph.D., es profesor de economía e investigador full-time de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) de México.

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