Santos Mercado

Una sociedad bien organizada – por Santos Mercado*

Pospuse por mucho tiempo la lectura de un libro maravilloso de la filósofa Ayn Rand que lleva por título: HIMNO. Con este encierro que nos impone el gobierno, he tenido tiempo de limpiar mi librero y encontré este ejemplar. Ayn Rand ha sido muy importante para el desarrollo de las ideas libertarias y sus libros han sido verdaderos best sellers en los Estados Unidos de América y en otros países de primer mundo. En México poco se le conoce, ni siquiera en las escuelas de filosofía, y eso se debe a su orientación antimarxista.

Se me ocurrió buscar en YouTube y resulta que hay una lectura completa de ese libro y otros de la misma autora. Casi tres horas de duración y de deleite para mis oídos.

Trata de una sociedad perfectamente organizada donde todo está resuelto por un poder central. Ya se tiene calculado cuánto se debe producir de alimentos, vestido, escuelas, diversión y cada nuevo ciudadano ya desde que nace tiene el destino asegurado. El Estado determina quién va a ser jardinero, albañil, barrendero, médico, ingeniero, etc. Todo está fríamente calculado. La gente solo debe obedecer al gobierno y cumplir la tarea que se le asigna hasta que llegue su tiempo de morir y el mismo Estado le da ataúd y sepultura. Una maravilla, ¿no les parece?

Pero Ayn Rand me cambió radicalmente esa visión. Porque ciertamente sería una sociedad donde no hay hambre, no hay ricos ni pobres, todos disfrutan de lo mismo, hay una igualdad manifiesta. Es lo que yo soñaba cuando me hice marxista-maoista. ¿Donde está el error?.

Dejar que un poder central organice todo en la sociedad, suponiendo que es posible, destruye a esa sociedad, esta vendría siendo la tesis central de Ayn Rand. Y no es que rechacemos la idea de ser bien organizados, pero lo que puede ser bueno para una persona, una empresa, una escuela o un hospital, para una nación es el camino a la
destrucción.

Es porque no hay lugar para las decisiones personales. Imposible que un hombre sueñe con construir un gran hospital, o un edificio o un aparato electrónico, pues no es de su incumbencia, eso lo hace el poder central. No puede cambiar su régimen de alimentación, pues eso ya está diseñado por el Estado; tampoco puede elegir profesión pues eso lo decide el gobierno. ¿Qué decide el individuo en una sociedad bien organizada? Nada.

En otras palabras, los hombres dejan de ser individuos y se transforman en máquinas o cosas carentes de iniciativa, solo deben sujetarse a las órdenes previstas del gobierno y morir en santa paz.

Por suerte para la humanidad, puede haber algún joven rebelde, uno que piense y cuestione, que rechace la idea de ser esclavos del poder y se disponga a luchar y cambiar de rumbo o huir a otro lugar donde pueda disfrutar de la libertad de elegir y decidir bajo su propio riesgo y esté fuera del alcance del poder centralizado. Quizás tenga que internarse en la selva más inhóspita a formar otro mundo.

Es nada fácil convencer a la gente que ya se subió al tren de la sociedad bien organizada y que la acepta como un gran progreso de la humanidad. Puedo verlo con mis colegas de la universidad. Estudiaron, se graduaron, tienen una plaza de profesor para toda la vida, reciben puntualmente su sueldo y así, hasta que se jubilen y sean sepultados, con carga al erario. ¿Por qué tendrían que cambiar?

Por eso, toda idea de privatización, competencia, mercados, precios, y beneficios, les suena totalmente disparatada. “Así estamos bien” dicen todos ellos. Y así tenemos miles, quizás millones de talentos perdidos. Me hizo recordar mi viejo trabajo en una granja de cerdos donde todo estaba perfectamente organizado: la maternidad, las dietas, la copulación, y la matanza.

Finalmente, recomiendo que escuchen la lectura en YouTube, porque el libro no se distribuye en México. Quizás se logre entender la importancia del “yo”, es decir, del individuo que decide, sueña, toma riesgos y logra hacer maravillas que una burocracia política nunca podría imaginar.

* Dr. Santos Mercado Reyes Ph.D., es profesor de economía e investigador full-time de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) de México.

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